domingo, 30 de octubre de 2011

ELECCIONES…

Cuando el carnaval electoral, pletórico de mefíticos olores, hace otra vez de las suyas, no es dable hacer otra cosa que, desde la valla del aburrimiento, rogar (sabrá Dios a quién) para que esta cultura voraz y patológica de hacer política en Colombia termine, de verdad, algún día. Y digo de verdad porque el colmo de nuestras ardentías ilusorias osa presentarse, en la mayoría de los casos, de la mano del cambio, del progreso, de la anticorrupción. De ahí que este culto a la hipocresía no llame ya tampoco la atención, lo que actúa en detrimento de algunos pocos bienintencionados que, a la postre, son metidos por el pueblo en el mismo costal sucio donde la desidia de la masa electoral acaba sucumbiendo inexplicablemente a la lógica del voto putrefacto. Las coaliciones de partidos y candidatos que cacarean vientos de renovación darían para escribir toda una novela estoica y panfletaria.

Es entonces cuando, con una máscara menos nociva pero quizá igualmente perversa, volvemos a decir: este país no resiste más embelecos. Y sin embargo, continuamos acumulando desengaños sin plantearnos jamás, en serio, la forma de acabarlos. Nos sigue interesando este sainete de legalidad y democracia que tanto mal ha causado durante dos siglos de estiércol republicano. Más de dos milenios teorizándose acerca del derecho y la moral para que el democratismo imperante se vuelva cada vez más excluyente, oprobioso y criminal. Surgen, no obstante, nerviosos interrogantes. ¿Quién es el que realmente brujulea en la política criolla? ¿El politicastro de profesión por todos ampliamente conocido o el que, a sabiendas de la calaña de ese falso sujeto, se entrega por completo a acrecentar el vilipendio de su poder?

No quiero hacer juicios de valor en torno a una problemática sumamente compleja, merecedora de análisis con más largo aliento. Más bien, desde el arte, desde la poesía, compartir en un día como hoy, donde todo y nada es lo mismo, algo que en Cantando a Destiempo, poemario de mi autoría publicado en 2010, quedó escrito para fortuna y desdicha de su creador.

POLITIQUERO

Me refiero a un politiquero que sí cumple

sus promesas de campaña

que cuando dice puente hace el puente

y si le gritan agua como sea trae el chorro

alcantarillado, y se acaba la hedentina

luz, y hasta Dios se muestra sorprendido

trabajo, y no se toleran vagos en las casas

educación, y abarrota de sillas las escuelas

vivienda, y casi lloran las nostalgias de los puentes

salud, y nadie más se muere en las urgencias

justicia, y a cada quien le da su merecido

Este politiquero

no tiene ningún bache en su carrera

sabe de todo y bebe café a montones

en diferentes partes mientras habla,

su lógica es de un timbre milagroso

y su ética un tesoro contundente:

robar pero también hacer

la corrupción es un mal inevitable

Me refiero a un politiquero bondadoso

que alardea en lo ingrato de la vida

pero en los días de impuras elecciones

se viste con demócrata ignorancia

y sale a votar por el politiquero malo

en cuyas emanaciones

festeja agradecido ninguna solución

a su miseria

FBA

No hay comentarios:

Publicar un comentario