martes, 30 de junio de 2009

LEYENDO A VILLAMIZAR – Para “El Ángel Bohemio”

“Ay Dios mío si poderes tú me dieras
Pa´ inventar otra clase de colegio
Donde los niños vayan cuando quieran
Sin llevar uniformes ni cuadernos”

Adrián Villamizar (Nacho Lee)


Me desperté esta mañana cantando vallenatos
en especial ése que habla de un espíritu guardián
nostálgico y bohemio
vagando en callejones
bajo un cielo hermoso y musical

me desperté sin tiempo
tarareando mis viejas glorias
de muchacho y me encontré de pronto
inmerso en la poesía de un soñador
atípico que pertenece al viento,
amoroso creador de noches y recuerdos
melodías que acortan distancias
hacedor de singulares versos
al Valle y a San Juan

me desperté esta mañana y vi la plaza de Juancho
repleta de canciones
la luna me cantaba sus cantos de parranda
y yo cantando sus lunas recordaba a Roberto
la fiesta decembrina se mostraba amigable
y en sus calles alegres se aclaraba mi canto
para que la tristeza de siempre
triunfante se inspirara

Y entonces quise también mirar el sol de los venados
con sus letras claritas enseñando en el cerro
muchos niños dormidos en colegios de muerte
muchas vidas pendientes de aprender disfrutando
un tambor de inocencia
milagroso sonaba

cantando vallenatos desperté esta mañana
con otra canción ardiente que acababa la guerra
el olvido sufriendo la ruta del que abraza
y la brisa de antes bañándose en el río,
y pensé:
qué extraño que estos cantos profundos
se entremezclen conmigo
pero llevo ya varias horas pulsando en mi guitarra
tratando de entenderlo, buscando armonizar
con ella las muchas ausencias que
en verdad me faltan

Leo ahora en Adrián Pablo los versos del silencio
de un compositor feliz que paga lo que debe
condenado a cantar verdades
al Valle del destiempo:
Yo soy el canto vallenato ay hombe
y voy llevando por la vida un sueño…

y el eco de este ángel se acuerda de nosotros
fugaces dinosaurios que aún amamos la vida
sinuanos, chimilas
corazón celestial en el alma del pueblo
acordeón regresando por las brumas del tiempo
el calor del reencuentro, identidad vigente
lluvia y dolor, serenata imposible
de un posible destino

Ángel Bohemio:
me aprendo tus palabras, tus aires, las cadencias
el fuego, la leyenda, el amor, los contratiempos
los dolores causados, el perdón a sí mismo
tus parrandas eternas, la amistad, las promesas
los colores del cielo de dos valles sagrados
la violina del tiempo bajando de La Sierra
y con todas las fuerzas de mi numen te canto
esta poesía nacida de tu propio universo

Me desperté esta mañana cantando vallenatos
en especial ése que habla de un espíritu guardián
nostálgico y bohemio
rondando en callejones
bajo un cielo hermoso
y musical


FBA – DERECHOS RESERVADOS
Nota: este poema forma parte del poemario “Cantando a Destiempo” de FBA. A propósito del cantautor Adrián Pablo Villamizar Zapata y del plagio de que fue objeto su canción “El Ángel Bohemio” (tema ya superado a juicio del propio Villamizar), parece que la historia de su famoso ángel guardián no para, sin embargo, ahí. Una perlita bastante curiosa pudimos apreciar en el concurso de canción inédita que acaba de escenificarse en Sahagún-Córdoba en el marco del Festival de acordeoneros y compositores “Princesa Barají”. Como el autor de estas líneas participó en dicho concurso -sobre el que se han suscitado duras críticas desde diversos sectores de opinión por la escogencia de algunas canciones finalistas-, prefiero dejar por ahora esta historia en suspenso para no herir susceptibilidades mientras se calman los ánimos…

jueves, 25 de junio de 2009

EMPEZÓ EL FESTIVAL DE SAHAGUN (CORDOBA-COLOMBIA):
Luego del desfile inaugural (4 p.m.) y con la presentación estelar de Silvestre Dangond a eso de la medianoche en el Estadio Municipal, quedará cerrado el primer día del XXI Festival Sabanero de Acordeoneros y Compositores "Princesa Barají" que este año culminará el domingo 28 de junio. Mucha expectativa en las calles con el show del urumitero, vehículos portadores de parlantes a alto volumen, reuniones caseras, estaderos, licoreras y numerosos visitantes (que hacen recordar el hermoso paseo de Wiston Muegues, "El Visitante", con el que ganara el concurso de canción inédita en 1999) anuncian, con ruido y alegría, el inicio de la gran fiesta de los sahagunenses. Qué bueno poder sentir la belleza de un pueblo cuando son sus buenas costumbres, su cultura y el talante pacífico de su gente los protagonistas.
La programación del evento puede consultarse en www.festivalprincesabaraji.com. Entradas, en su mayoría, gratis. La parranda festivalera se realizará el sábado 27.
Por otra parte, de la totalidad de canciones inscritas se seleccionaron 25 para el concurso de canción inédita. Tenemos la fortuna de estar por segundo año consecutivo participando, esta vez con el paseo "Gracias Sahagún", al lado de compositores de la región como Luis Alberto Prado (ganador de más de 70 festivales), Jaider Juris, Álvaro Llorente y Luis Aldana, entre otros, y de Jaime "El Tato" Fragoso y Lizardo Bustillo entre los foráneos.
Bueno, no es más por ahora. Ubicada entre Montería y Sincelejo, la Ciudad Cultural del Departamento de Córdoba le dice otra vez SÍ a la música de acordeón, a ritmo de merengue, paseo, cumbia y porro.
FBA

martes, 23 de junio de 2009

EL PORRO Y EL VALLENATO: EN BÚSQUEDA DE UNIVERSO E IDENTIDAD…

Dos reconocidos personajes (cada uno desde su trinchera) motivan la escritura de estas líneas. El primero de ellos, el periodista y escritor Heriberto Fiorillo, quien en su artículo “Dolor de Porro” se lamenta de que en su Carnaval de Barranquilla no tengan ya asiento los porros y las gaitas, la diversidad rítmica, las cumbias y la gran fiesta de las bandas sinuanas. Dice Fiorillo que “hemos vivido con asombro y con tristeza, durante los últimos años, la ruptura de una tradición, la desaparición de gran parte de nuestro acervo musical, la exclusión y el amordazamiento mediático de unos ritmos que al parecer, por intereses personales, algunos prefieren declarar difuntos”.

El otro personaje es el músico, compositor y Director de la Banda 19 de Marzo de Laguneta, Miguel Emiro Naranjo Montes. Se interroga este baluarte del folclor cordobés acerca de la necesidad de que el porro se universalice, y para ello, nos dice, es necesario que el porro deje de circunscribirse exclusivamente a corraleja, a toros y temas afines.

Bastante espinoso el asunto. Descontextualizar el porro no deja de ser un problema cultural mayúsculo. Sin embargo, es, por lo mismo, un reto interesantísimo de magnitudes insospechadas. Y a un reto de similares defectos y virtudes es que hemos venido sosteniendo en este blog la imperiosidad de que la música vallenata le haga frente. En efecto, creo que la única manera de evitar que, en lo que al vallenato se refiere, se sigan multiplicando y reproduciendo los elementos lucrativamente románticos y juveniles de su actual crisis, es atreverse a innovar responsablemente de la mano de la tradición pero sobre todo de la mano de las universales y sempiternas expresiones poéticas a través de las cuales el ser humano ha dado y da testimonio de su paso complejo por el mundo. Así las cosas (y con el perdón de los vallenatos), con más canciones a La Sierra o al Guatapurí es difícil que podamos seguir reclamando identidad.

Y entonces? Qué hacer? Otra vez esa pregunta incómoda que en la segunda década del siglo XX prendió tantas esperanzas como tragedias de cambio político, económico y social. En cuanto al destino pensable del porro, no me queda más remedio que blasfemar en función de aplaudir la inevitable profundización de sus aires en compañía del canto como motor impulsor de este controversial desarrollo. En este sentido, llama poderosamente la atención el Festival del Porro Canta’o Inédito que se celebra en San Marcos-Sucre. Pero, ¿será realmente sensato y deseable este camino? ¿No habría acaso una ruptura desastrosa en términos de identidad al plantear la universalización del folclor por fuera de los elementos naturales de la aldea? ¿No es más universal el hombre cuando vive, sueña, sufre y le canta a lo suyo?

Fiorillo hace también un llamado al Estado colombiano para que construya identidad desde la biodiversidad: “Creer y promover que somos el país del vallenato y del sombrero vueltiao nos servirá en la medida en que permita iniciar al mundo en el conocimiento de nuestros demás ritmos, de los demás sombreros y de toda la cultura que somos. De lo contrario, nos hará más pobres”. Me muestro plena y dolorosamente de acuerdo con Fiorillo. Con respecto a nuestro sombrero “vueltiao” -elevado a la categoría de símbolo nacional-, ya va siendo hora de que se reivindique su espíritu de caña flecha para reconocimiento y regocijo de los artesanos de Tuchín (Córdoba) y no por obra y gracia de gobiernos oportunistas y de benefactores consanguíneos o proclives que terminan favoreciéndose inescrupulosamente a expensas del folclor. Por otra parte, quiero y respeto de tiempo atrás la música del Valle de Upar pero ya va siendo también hora de que a nombre de lo vallenato y sobre la base de una expansión dudosa no se satanicen los demás ritmos caribeños.

Así como lo vallenato puede llegar a manifestarse a través de instrumentos que alternen con el acordeón, éste puede dar cabida a presentaciones artísticas distintas y si se quiere de mayor contexto y riqueza musical, librándose así de sobresalir menoscabado por el hermético horizonte de los cuatro aires vallenatos. Los músicos sinuanos y sabaneros merecen que el famoso sombrero de los cordobeses se asocie preferentemente con su legendario trasegar; además, ningún proceso de universalización musical puede tener éxito si desconoce de plano la diversidad rítmica de sus orígenes y posibilidades actuales, afirmación que, por supuesto, no puede colocarse al servicio de las arritmias contemporáneas ni de los ritmitos posmodernos que circulan por lo general en el reino de lo efímero y desechable. Las fusiones son bienvenidas en la medida en que permitan ahondar constructivamente el sendero de la investigación, no si se limitan a escenificar colchas de retazos valiéndose pobremente de los adelantos tecnológicos. Como diría Ernesto McCausland, “no es lo mismo fusión que confusión”.

Ahora bien, la responsabilidad de la crisis recae igualmente en quienes Heriberto Fiorillo identifica como los “dueños, directores, programadores musicales de estaciones de radio y de canales de televisión, D.J.’s, picoteros y ponedores de discos”, para señalar la obligación ética de promover toda nuestra música y no sólo aquella que paga por su divulgación. El “jugo de la payola” como lo denomina Fiorillo, contra el que tantos artículos y eventos académicos se disponen pero poco o nada en realidad se hace. Claro que en esto de buscar culpables habría que recordar el viejo poema “Hombres necios” de Sor Juana Inés de la Cruz y tener en cuenta, al lado del que peca por la paga, al que paga por pecar.

Ya sabemos que la corrupción es un mal que ha echado muchas raíces en Colombia y la música no escapa a ella. Así las cosas, la misma práctica infame que enriquece en un abrir y cerrar de ojos a políticos, ingenieros y otros contratistas, hace de las suyas, con pasmosa y creciente recursividad, en el terreno musical. Habría que indagar asimismo cuánto de malversación de dineros públicos hay en festivales de todo tipo que proliferan a lo largo y ancho del país.

Finalmente, lo universal pasa, a mi juicio, por una revisión y/o actualización de la identidad que no escapa obviamente a interrogantes de diverso orden. Aún, por ejemplo, me sigo preguntando si no existen en el porro y en el vallenato componentes intrínsecos que impiden su evolución, o mejor, su exploración literaria o textual. En todo caso, no es nada nuevo este asunto de examinar los folclorismos locales a la luz de los cambios y las posibilidades creativas que subrayan como negativo el fundamentalismo dogmático de los puristas.

El libro de Jorge Nieves Oviedo -cuyo solo título, “De los sonidos del patio a la música del mundo”, dice bastante en torno a esta problemática- es un valioso llamado a atrevernos a repensar las músicas tradicionales y populares sin el estatismo afectivo de las que yo llamaría (sin ambages y resaltando la paradoja) “élites folcloristas”, al igual que a contrapesar las tendencias unificadoras del mercado. La tensión entre lo local y lo universal se hace igualmente presente cuando, en últimas, se precisa la necesidad de responder -en perspectiva crítica y abierta- a un interrogante de singular importancia: “¿cómo pensar simultáneamente lo local sin dejar de lado preguntas de significación para contextos que son más amplios del que se explora?" (Ana María Ochoa Gautier, en: Prólogo del texto citado).

Coletilla: Retos como los expuestos requieren del compromiso y cambio de actitud por parte de músicos, intérpretes y compositores de larga data, pero sobre todo del talante y emprendimiento de las nuevas generaciones. Quiera Alejo y Octavio y Landero y Nando y Molina y Toño y Antolín y Abel Antonio y Pello y Emiliano y Luis Enrique y Barros y Rafa y Colacho y Herrán y Munive y Pacho y Tobías y Kaleth y los Juanchos y Cotes y Ramón… que el amanecer del porro y del vallenato nos despierte con las ganas parranderas de siempre, pero, especialmente, en comunicación con un horizonte vital y educativo musicalmente esperanzador.
FBA

lunes, 15 de junio de 2009

MI PUEBLO NATAL

varias orillas y algunos charcos
de aquella avenida cuyo cielo de enero
lucía atiborrado de barriletes y cajones,
infiernos entrevistos
barrotes cafés que me atoraron la infancia de
por vida;
mi hermano se cortó un pie por mi culpa
(uno es culpable desde que nace)
(culpable sin rumbo desde siempre)
y había una banca donde nos sentaban
bien vestidos al atardecer

atardecer del Sinú
perro guardián de puerta arrendada
veo también al Rey José
a Barrabás
pero no veo a mi padre ni a mi madre
hay una puerta de golpe
y un baño donde vi desnuda a la menor
de mis hermanas

era mi vida sin duda
antes de que me mudaran al barrio,
mi pueblo natal en la verdad de mis
pocos centímetros;
siento ahora aquella felicidad auténtica
mis ojos educándome para el silencio
mis hermanas empecinadas en que bebiera
la leche la ocultaban en una jeringa
(buen dato para el psiquiatra)
aparezco en una foto muy rodeado
del cariño familiar

ay mi pueblo natal
avenida alegre
playa del río Sinú,
fueron muchos días engolosinado con
la perdurable inocencia
noches hermosas de muda inexistencia
(acaso la vida sea sólo esto)
ternura inevitable para los besos y
pechiches de las colegialas
sigilosas maneras de llorar
algunos charcos empezaban a
grabarse en mi memoria
(¿lágrimas de rebeldía de mi hermano mayor?)

hoy todos tus caminos me conducen
a la más justa e implacable de las violencias
aunque yo siga con aquella verdad
de mis pocos centímetros
tan apegado a la vida
como fugaz remolino

¿Qué quedó de mi tiempo infantil
si soy únicamente el recuerdo borroso
que construye mi hijo sin nociones
de muerte todavía?

Mi pueblo natal
calle amplia y juguete compartido
son grandes las historias incontables
y peligrosos los senderos de tu tierra
son tantas las manos inocentes
que alimentan tus guerras,
¿cuántos barrotes más tendrás
para tus hijos?

teníamos nuestra oveja negra en la familia
(hoy yo estaría fuera de concurso)
y había una banca donde nos
sentaban bien vestidos
al atardecer

(Montería, lunes 14 de septiembre de 1992)

FBA – DERECHOS RESERVADOS

martes, 9 de junio de 2009

YORDI TORRES, joven talento sahagunense, quien ya grabó su primer sencillo ("Nene Lindo", de Felipe Peláez) y se dispone a grabar su primer trabajo discográfico. Sin duda, lo suyo es el romanticismo pero la buena letra y los ritmos clásicos también hacen parte de sus planes. Yordi Torres participará en el Festival sabanero de acordeoneros y compositores "Princesa Barají" que se realizará del 25 al 28 de junio de 2009 en Sahagún-Córdoba. Concursará como mejor voz masculina e interpretará varias canciones inéditas. Además de estar enfocado en el aprendizaje a fondo de la guitarra aspira a avanzar en el campo de la composición. El vídeo nos muestra a esta promesa sabanera interpretando "El amor más grande del planeta".

FBA

martes, 2 de junio de 2009

PARA NO OLVIDAR…

Cuando el abatimiento pretende gobernar los días y la incertidumbre reina en la cotidianidad del silencio, qué bueno luchar contra la arrogancia del desprecio y contrarrestar la mediocridad del descreimiento trayendo a la memoria palabras de un grande de todos los tiempos, a quien sus fieles lectores seguimos empeñados en cumplirle el deseo de ayudarlo a morir. En vano, por supuesto. La soledad y la angustia de la vida están y estarán siempre ahí, expuestas a recibir el beneplácito de seres ignotos y lejanos mientras que la intelectualidad pazguata derrama sus petulancias y pobrezas contra ellas, a nombre de otra vida que dicen amar con alegría. Y es por esto último que ese escritor que deambula por rincones y avenidas de infancia ha detestado siempre los grupos y los círculos. Sabe muy bien que de no haber sido por el despertar pensativo de su aislamiento la música y la poesía jamás hubieran advertido su presencia.

Pero el arte es el arte y los artistas en general que de él se benefician tarde o temprano sacan a relucir sus nimiedades. Unos contra otros se acusan mutuamente de lo mismo para terminar asumiendo una autodefensa de sus privilegios basada en la indiferencia. Es entonces cuando el escritor, el hombre de carne y hueso que sortea todos los días el mundo de perversión y mezquindad que lo aniquila, comprende que existen en el desprecio -más que en el elogio- razones y sentimientos que lo motivan, por el contrario, a continuar. Ha querido dejar de cantar, ha decidido muchas veces tirar todo a la basura pero al final, cuando la placidez y seguridad de los cuarteles de invierno se avecina, renace el encanto vertiginoso y creativo de la maldad, aquella maldad intacta en la que el poeta César Vallejo pedía confiar, no la máscara torpe y sombría del malvado.

Así pues, Ernesto Sabato sigue arrojando una poderosa tabla de salvación en ABBADON EL EXTERMINADOR al “querido y remoto muchacho” de sus interminables preocupaciones:

“… Te desanimás porque no sé quién te dijo no sé qué. Pero ese amigo o conocido (qué palabra más falaz!) está demasiado cerca para juzgarte, se siente inclinado a pensar que porque comés como él es tu igual; o, ya que te niega, de alguna manera es superior a vos. Es una tentación comprensible: si uno come con un hombre que escaló el Himalaya, observando con suficiencia la forma en que toma el cuchillo, uno incurre en la tentación de considerarse su igual o superior, olvidando (tratando de olvidar) que lo que está en juego para ese juicio es el Himalaya, no la comida. Tendrás infinidad de veces que perdonar ese género de insolencia. La verdadera justicia sólo la recibirás de seres excepcionales, dotados de modestia y sensibilidad, de lucidez y generosa comprensión… Es que para admirar se necesita grandeza, aunque parezca paradójico. Y por eso tan pocas veces el creador es reconocido por sus contemporáneos: lo hace casi siempre la posteridad, o al menos esa especie de posteridad contemporánea que es el extranjero. La gente que está lejos. La que no ve cómo tomás el café o te vestís…”.

El poeta sabe que pese a todo y sin creerse demasiado, habrá al final del viaje una solitaria recompensa que, sin palabras ni famas ni honores, le permitirá descubrirse auténticamente vivo en medio de la oscuridad y falsedad del mundo, y de aquéllas y aquéllos engreídos que lo vituperaron o ignoraron poco o nada recordará. Tal como quiso guerrear partirá, y un canto dolorido de su aldea se escuchará hasta el fin ya cercano de los tiempos.

FBA