LOS SUEÑOS no son para
cumplirlos, sino para sobrellevar su fuerza con inspirada calma. Triunfar no es
deseable, la victoria solo acarrea vacío y confusión. Se acaba tu tiempo y peligran,
por ende, esos proyectos nerviosos que aún suspiran; lo producido agoniza, lo
por hacer se acorta. Utopista el vivir, la muerte se encargará de aplaudirle la
terrífica historia. Pobre de aquellos seres que invocan el soñar despojado de
su intrínseco fracaso. Bienaventurados, en cambio, los que parten habiendo
naufragado mil veces durante la costosa existencia. Es probable que nada venga
después a consolarlos. Pero habrán dejado al sediento una verdad ineludible:
vivir es cantarle al absurdo, cueste lo que cueste la belleza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario