domingo, 26 de diciembre de 2010

Vamos cerrando el año 2010. Así que empecemos la historia de su fin con un regalo poético para los fantasmas que circulan por este despoblado sitio...


NO SÉ QUÉ HAGO AQUÍ
Leyendo dizque versos
De poemas humanos e
Inteligibles, pasillos
Luminosos
De un libro inhabitable
¿Dónde estará la voz de
Mi cotidiana furia cuando
Me someto a lamerme en
Público las pésimas heridas?
Esa voz simple, mortal
Nada estruendosa,
¿Dónde diablos se mete cuando
Mi poquedad más la necesita?
En medio de tanta investidura,
¿Qué tronante destino
Se atreve a confundirme?
No sé qué hago aquí
Leyéndole flaquezas a una
Fatalidad que se enternece,
Haciendo de pesares lugar de
Pedrería
Algo me dice que hay que
Ponerle punto final al
Desamparo, cambiar de ruta
Destripar nerviosos días, y
Salir definitivamente airoso
Del susto incomparable, hacia
La dulce paz donde canta la
Muerte


ADENDA: No se sabe aún qué irá a pasar jurídicamente con la Fundación Festival de la leyenda Vallenata. En todo caso, el Festival Vallenato del próximo año, con Fundación o sin ella (en manos privadas o en manos oficiales), está llamado a dar ejemplo de diafanidad. Es hora de acabar decisivamente con la corrupción galopante en el medio festivalero de la música vallenata o de acordeón. Y qué mejor que su máximo evento, realizado año tras año en Valledupar-Colombia, empiece esta gesta ética, educativa y radicalmente salvadora. Así pues, en lo tocante al concurso de canción vallenata inédita, ya es tiempo de atender la propuesta de un gran conocedor del tema: el maestro y compositor Rosendo Romero. En efecto, fabuloso sería que las canciones se inscribieran con varios meses de antelación (si no recuerdo mal, El poeta de Villanueva se refirió a seis meses; pienso que dos o tres meses estaría bien). Se trata de evitar el oportunismo, la coyuntura, la fábrica de canciones por encargo y para el evento de turno, etc. Fabuloso sería también que la preselección para la Primera Ronda esté a cargo de un jurado realmente idóneo, con conocimiento integral del tema, que sepa identificar la magia y el intríngulis de la verdadera poesía, y por sobre todo con una honestidad a prueba de colombianas descomposturas. Un pre-jurado plural y regionalmente democrático que goce, además, de todo el tiempo requerido para examinar las veces que sea necesario canción por canción (no hay que olvidar que son, por lo general, más de trescientas obras), desechando todo aquello que a todas luces se muestre construido desde la falsedad y la inmediatez. Y otro elemento importante que seguramente causaría escozor en compositores con puesto fijo: que cada personaje responsable de esta preselección se comprometa a no revelar su designación so pena de algún simbólico y ejemplar castigo, y que ejerzan tan prestigiosa labor sin conocer los nombres de los autores. Canciones inscritas con seudónimos, y en sobre cerrado, bajo el cuidado de algún insobornable espécimen en vía de extinción, la identificación de los mismos. Suena bien, difícilmente aplicable pero se oye bien. Bueno, no es más por ahora. Queda esbozada la propuesta. Me despido pícaramente soñando...


FBA

No hay comentarios:

Publicar un comentario