domingo, 22 de enero de 2012

NO SÉ QUÉ TIENE ENERO que la nostalgia aflora. Y en la casa paterna la angustia se complica. Fotos. Cuartos vacíos. Miradas lejanas. Rumores. Sobre todo fotos: de todas las edades. Por ahí aparezco, por fortuna en pocas. La nostalgia de enero se encarga de observarnos, nos lleva de la mano por trechos implacables. Traspatio, jardines, salones de antiguas francachelas. Las fotos de la muerte reclaman sus lugares, la familia se extingue pero igual se duplica. La vida es una constante podredumbre.

Silencios de todas las marcas van causando estragos, nostalgia en crisis rememora absolutos. No sé qué tiene enero que en su extraviada brisa me transporta al destierro. Sí sé qué tiene en cambio la noche que acostumbro, este sol solitario que mastico en hamaca, el cuerpo del vencido renovando la fútil primavera. Sé que en alguna parte de esta hermética casa descansa lo que invento, árboles melodiosos que sigo frecuentando, verso de mi padre en estado de alerta, sonrisa de mamá, fragor de mis hermanas, la tierra tiene alma y el alma desafueros.

No sé qué tiene enero que una nostalgia triste se transforma en olvido.



FBA – Derechos Reservados

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