domingo, 11 de enero de 2009

UNIVERSOS Y VERDADES

Con ocasión de aquel “Te quiero burrita” del poeta Raúl Gómez Jattin, la universalidad del término “crica” fue puesta en entredicho, argumentando unos negativamente, basados en la limitada connotación regional del vocablo, y otros, favorablemente, ante la imposibilidad de encontrar una mejor forma literaria de expresión. Traigo a colación este breve debate acerca del órgano sexual femenino de la bella jumenta ahora que cavilo, escribiendo en Internet, sobre cómo adoquinar en mis escritos un lenguaje de comprensión general, más allá de las fronteras geográficas y culturales de la sinuanidad o sinuanología.

Con frecuencia, escucha el escritor esta crítica ya manida cuando su escenario vital y cotidiano se hace presente en su literatura, llámese poesía o narrativa. Pero, a decir verdad, tan universales como las calles de París en las páginas inolvidables de Rayuela pueden llegar a ser las pobres callecitas de un pueblito extraviado en los confines del mundo. Claro está, París es París y Cortázar es Cortázar. Pero, en últimas, he pensado siempre que lo que cuenta es la suerte existencial y trágica del hombre independientemente de donde se verifiquen los sucesos. Así que lo coloquial y lo geográfico, a la hora de pasar por el filtro de la “ficción”, aportan también lo suyo, y el escritor, el poeta (el músico que lo habita) tiene en ello un enorme reto intelectual. En todo caso, atado a un imposible viaje sólo cuenta con su necia y circunscrita verdad para testimoniar su paso por el tiempo.

Eduardo García Aguilar (narrador, ensayista y poeta manizaleño residente en París) se duele de la muerte del escritor cartagenero Germán Espinosa en quien reconoce “un concepto muy alto de lo que es escribir y vivir contra la corriente de la trivialización ambiente reinante en el país y en el mundo” para reconocer, además, en este “barroco universal” un ejercicio y compromiso literarios de suma valía, de cuya crítica frontal serían objeto aquéllos a quienes García Aguilar cataloga de “payasos de la autobiografía y el escándalo y los cultivadores de fácil realismo neocostumbrista de pacotilla”. El mismo Espinosa fue bastante explícito en su obra sobre este particular, incluyendo en sus últimos prólogos de “Cuentos completos” eruditas y tajantes enseñanzas. Su "Obituario" -escrito por él- es una pieza maestra donde, en el trasfondo de su propia crítica, se revela la grandeza inconmensurable de su estilo.

Difícil e inquietante asunto sin duda. En mi poema “Globalocalización” (publicado en este mismo blog) algo aventuro al respecto. El anhelado París de la época del “boom”, el “Macondo” de García Márquez pero también el “San Jerónimo de los Charcos” del escritor monteriano José Luis Garcés González… En fin, como escribiera hace algún tiempo: “la vida es la misma en todas partes, sólo que hay sitios donde duele menos”.


FBA

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