ESTO PUBLICÓ EL
10 DE MAYO DE 2014, EN SU MURO DE FACEBOOK, EL AMIGO Y REY VALLENATO DE CANCIÓN
INÉDITA 2011 ADRIÁN VILLAMIZAR:
“La
canción inédita, la hija de menos madre. Siguen creyendo los festivales que el
vallenato puede existir sin cantos. 16 millones y un acordeón en Valledupar
para el Rey del Conjunto y la mitad pero sin acordeón para el Rey de la canción
inédita. Es la misma tarifa desde hace por lo menos 4 años. Debe ser que las
boletas para entrar al coliseo tampoco han subido y la botella de Old Parr
sigue costando lo mismo que en 2010”.
NOTA: COPIO LO
QUE NO ES INTERVENCIÓN MÍA TAL COMO APARECE, SIN QUITAR NI CORREGIR NADA.
ESTO COMENTÉ
ESE MISMO DÍA:
La
protesta del Ángel Bohemio es válida y así ocurre también por los lares donde
sinuanos y sabaneros nos movemos. El menosprecio a las canciones inéditas es
lamentable. Basta recordar la final que
compartimos con él y con Luis Alberto Prado en Festi-Sahagún 2012, en la que,
por compromisos con TELECARIBE, nos pusieron a cantar corriendo frente a
centenares de sillas vacías. En fin, estos asuntos festivaleros cada día se
corrompen más. Pero hablando del concurso de canción vallenata inédita en el
Festival Vallenato, el verdadero y gran lunar está, a mi juicio (y conforme lo
he venido siguiendo desde hace varios años, si bien no como participante pues
nunca me dieron la oportunidad) en la preselección de canciones para Primera
Ronda. Un festival de tal magnitud y en el que se inscriben año tras año
alrededor de 300 canciones, está en el deber de implementar diversos mecanismos
que garanticen de alguna manera que haya no solo idoneidad en los jurados sino
también, y sobre todo, eticidad (y esto último no solo en jurados, también en
concursantes y organizadores). Medidas como: implementación de seudónimos, a
fin de que quienes preseleccionan no sepan quiénes son los autores, aunque
suene utópico pensar que tal cosa pueda ser una realidad en un país como el
nuestro y mucho menos en un festival donde se mueven tantos… abominables
intereses. Lo ideal sería que estos jurados que preseleccionan sean designados
uno o dos días antes de hacer el trabajo y que se enfrenten a los temas sólo
con títulos, letras y audios, y bajo el compromiso previo de mantener reserva
al respecto. Otra medida sería designar jurados de diversas regiones musicales
donde el acordeón y sus cantos hacen presencia (democracia, Maestro, como diría
alguien no bien recordado). Y otra medida sería que se escuchen de verdad, con
todo el tiempo que sea necesario, durante varios días, en sesiones individuales
y colectivas, todas y cada una de las canciones inscritas. Estos jurados
previos tienen incluso mucha más responsabilidad, de ahí que estén llamados a
realizar un trabajo serio, de varias jornadas, que les permita escuchar y
comparar, volver a escuchar y volver a comparar si es preciso, para ir
decantando poco a poco el material musical del concurso. Medidas adicionales:
preseleccionar más canciones, evento previo al festival, etc.
En
la preselección, como bien lo anota Carlos Curiel, se limpia el camino, y se
sigue limpiando cuando los jurados de las distintas rondas van incurriendo en
inconsecuencias asombrosas en sus calificaciones. El mismo Adrián se quejaba
hace unos años (cuando “Caja de mi Corazón”) de cómo a una canción un mismo jurado
le rebajaba después en letra, en música y hasta en componente folclórico. Eso
se observa claramente en las mismas publicaciones del festival, pues a medida
que se acerca la semifinal (y para seleccionar las cinco finalistas mucho más)
las canciones que se quieren dejar por fuera bajan en las calificaciones sin
mayores argumentos. Y así, si en primera ronda estaba entre las cinco primeras,
en la semifinal queda entre las últimas. Para la muestra un botón de este año:
Luis Alberto Prado (canción “El valor de un artista”), compositor sahagunense,
quedó en primera ronda de segundo y ya en la semifinal (si no recuerdo mal)
Sandra Arregocés, que lo tenía en noventa y hasta le había puesto un 95, le
terminó poniendo 80 en todo. Como que se quedó sin letra y sin folclor de una
presentación a otra…
Ahora
bien: ¿qué habrá pasado este año con la canción ganadora? Se ha invocado tanto
a Dios que es mejor dejar las cosas así y pensar que de verdad sólo él, el Gran
Maestro, es el único que lo sabe. Que un compositor de 26 años, conocido más
como verseador de piqueria, con solo dos inscripciones en Valledupar (2013,
finalista con “El mejor folclor”; 2014, Rey) y que empezó a componer en 2010
logre semejante triunfo, y que, no obstante lo anterior (me refiero a lo de haber
empezado a componer en el 2010), aparezca diciendo en El Heraldo “aquí estoy
cosechando los frutos de una larga lucha, ha sido duro, pero Dios me ha
entregado la recompensa”, es algo que pone a pensar a más de uno. El festival
que conocemos no es tan puro ni tan justo, y sabemos bien que no es solo con
calidad como se avanza y se gana en el Valle. Testimonios de esto, miles. En
todo caso, esto de los concursos, como dice Joaquín Rodríguez, es meramente
circunstancial y nadie termina siendo el mejor en nada, excepto en el contexto
muy particular y relativo en que logró salir victorioso, por las razones que
hayan sido: divinas o mundanas. Esperemos que de ese arsenal de canciones (90,
dice tener Enrique Ariza) brote la recuperación literaria y juvenil del canto
vallenato, para bien de nuestra amada COFRADÍA y con visión de futuro. Aplaudo,
así, en tal sentido, la aparición de este novel compositor, confiando en que
sabrá con sus canciones estar a la altura del momento histórico que atraviesa
una bella música que necesitó viajar en búsqueda de ser protegida por la
UNESCO. Eso sí, sin creerse poeta ni nada por el estilo (lo digo porque lo
escuché en TELECARIBE, la noche de la final, diciendo “nosotros los poetas”,
mientras lucía enredado tratando de explicarle su tema a los presentadores del
programa), consejo cariñoso que le doy para no caer en el “autoengaño”. La
mejor respuesta la tenía a la mano, y un poeta lo sabe: el arte no se explica;
ahí está el Ernesto Sabato de Abaddón el exterminador, quien lo señala en
mejores términos. El sendero de la poesía sí que es largo, sombrío y
tormentoso, y casi siempre ajeno, y hasta contrario, a cualquier
reconocimiento.
Estoy
con lo que dijo el kuky Riaño: bonita melodía, que hace recordar a compositores
importantes que han transitado por caminos similares. Ando todavía buscando en
alguna parte el parecido.
Cierro
esta perorata rogándole al Altísimo que se acaben (como lo propuse en el evento
PES de Valledupar y con lo que, por lo que he leído en otras publicaciones,
Adrián se muestra ya de acuerdo) los premios en los festivales (que se
conviertan estos en muestras culturales con el apoyo económico mínimamente
requerido para presentarse en ellas); desear que sean más altos empeora las
cosas. Hay que recordar que estamos en Colombia. Vivimos en Colombia. Sufrimos
en Colombia. Y si no, miremos lo que está ocurriendo con la actual campaña
presidencial.
Saludos
a todos desde el Sinú. FBA
ESTO COMENTÓ EL
11 DE MAYO DE 2014 EL NUEVO REY VALLENATO DE CANCIÓN INÉDITA 2014, ENRIQUE
ARIZA CELIS:
“Señor
Francisco Burgos: es muy fácil sentarse a descalificar sobre todo para aquellos
que no tienen méritos para hacerlo. Soy un poeta porque DIOS así lo quiso y eso
nadie puede contrarrestarlo ni siquiera yo mismo. Cuando hablo de una larga
lucha me refiero a la lucha de mi vida en general y a las pruebas que el
TODOPODEROSO me ha puesto en todas las áreas de mi existencia. El arte no puede
explicarla el que no la entiende y si hubo alguien enredado no fui yo al
explicar sino usted al entender. El hecho de que Gustavo Gutiérrez y Marciano
Martínez hayan calificado esa final dándome como ganador y que poetas
como Adrian Villamizar estén deacuerdo con ello deja por el suelo
cualquier argumentillo suyo o de otros para desdibujar lo que el CREADOR
estipuló como una victoria certera. Ha sido duro luchar siendo honesto contra
la falta de honestidad de los festivales en general pero DIOS me dio el valor
de perseverar y en este año decidió premiarme; entonces ¿qué importancia tiene
el tiempo que llevo de ser compositor si cada inspiración proviene del
TODOPODEROSO? ¿Es la edad o la experiencia un requisito determinante para que
el CREADOR haga su voluntad? No fueron necesarios 20 años de experiencia para
que DIOS me hiciera entrega de dos galardones en un mismo año (Festival
Feancisco el Hombre y Festival Vallenato). Mi consejo es que en lugar de
quejarse cual doncella en apuros, se ponga el overol como me lo puse yo y como
se lo puso Adrián Villamizar y salga al campo de batalla a demostrar con hechos
la validez de sus argumentaciones porque hasta ahora son sólo palabras heridas
que carecen de fundamento. Bendito sea mi DIOS!”.
ESTO COMENTÓ
DESPUÉS ADRIÁN VILLAMIZAR:
“Que
pena que estas cosas pasen entre personas tan maravillosas como Enrike
Ariza y Francisco Burgos A y otros a quienes puedo incluir en este mini
club Tomasino (por aquel que le quería meter los dedos en la llega al
redentor). Lo de Kike a diferencia de muchos de nosotros es algo espontaneo y
natural, fruto de una iluminación muy particular mas allá de las explicaciones
racionales que a veces nos gustan. Su historia y la mía tienen ribetes de
encuentro muy particulares. Tal vez Juaco tampoco conoce que yo destapé mi
ollita de presión al final de mi carrera universitaria cuando tenía unos 28
años, haciendo descomposiciones en el destiempo que tanto le nutre a
Pacho. El año Rural en Riohacha y la soledad en las noches del puesto de salud
de Cotoprix hicieron el resto. Claro que antes de ese salto al abismo había
cruzado muchos arroyitos de parrandas, serenatas a dos y tres voces con
guitarra y 'violina', cartas de amor y gritos desesperados que en espiral
virtuosa desembocaron una noche de aguardiente, soledad, guitarra en mano y la
presencia cómplice de dos cassettes, uno de Huertas y otro de Marín. Era el año
1996 y allí comenzó mi historia de versos y melodías que ha sido el pretexto de
la amistad con mis 'poetas sabaneros' y la misma que me encontró una tarde hace
casi dos años en esta vitrina con Enrike Ariza. Estoy tranquilo pues sé que
esto se resuelve entre cantos y amaneceres. Los amo a todos”.
COMO NO PUDE
PUBLICAR MI RESPUESTA (COMPLETA) AL NUEVO REY, COMENTÉ:
Compadre
Adrián, saludo afectuoso; sin duda, así será. Tengo ya una respuesta amigable
para el nuevo Rey pero parece que por su extensión (o por algún extraño poder
que no quiere que esto continúe) no se deja publicar por aquí. Así que lo
intentaré más tarde de manera completa o fraccionando su envío. O en algún otro
lugar de este mismo medio. Fuerte abrazo.
Y COMO FINALMENTE NO SE PUDO, TOCÓ POR AQUÍ. EN MI BLOG ESCONCES Y DESTIEMPOS Y CON ENLACE EN MI MURO DE
FACEBOOK (FRANCISCO BURGOS A). AHÍ VA:
Enrike,
saludo fraterno y amigable desde el Sinú. No deseo discutir contigo, pues prefiero
creer en tu talento y esperar de él (como lo dije) grandes cosas en el futuro.
Hasta te aplaudí en el párrafo pertinente (¿no escuchaste?). Aprovecho mejor,
ya que estamos de “tú a tú”, para felicitarte por tu triunfo. A la postre no
nos conocemos y emprender cualquier debate entre nosotros, sobre la base de
atrevimientos y aproximaciones (y lo peor: siendo ambos abogados; leí que estás
en décimo semestre), podría conducirnos a un camino espinoso que no vale la
pena transitar. Quienes me conocen, saben que no rehuyó discusiones y que, por
el contrario, llego siempre hasta el final y asumo todas las responsabilidades
que mis palabras me generen. Pero, por tratarse de ti, de un ser que ese
“monstruo” (ojo: no ofendo a tu Dios, es la pura y literal verdad) del canto,
nuestro querido amigo Adrián Villamizar, pondera sobremanera (recuerda, por
favor, lo que escribió en su Muro: “El Ángel Bohemio se revienta de dicha ya
que por segundo año consecutivo un alma grande y buena como Enrike Ariza es
otra vez finalista de la canción inédita en Valledupar”), evito hacerte víctima
de mis dardos sinuanos. Prefiero pensar que estoy conversando con el alma
grande y buena que Adrián menciona y no con alguna otra fuerza oscura que te
lleva a intentar insultarme endilgándome “argumentillos” y dándome tratamiento
de “doncella en apuros”. Vuelve a leer, por favor, el párrafo en el que me
referí a lo tuyo, y no encontrarás una sola palabra que lo haga con irrespeto y
bajeza. Entiendo que el ímpetu juvenil (“yo también tuve veinte años”) nos
lleva a veces a disparar de inmediato, sin sopesar las consecuencias. Con el
tiempo se aprende a hacerlo bien, no te preocupes. Los años, la experiencia,
esas cosas también cuentan…
Ahora
bien, si te sentí enredado (tranquilo, dejémoslo como simple percepción), si tu
victoria inusitada en un festival de tanta controversia me pone a pensar (y no
solo a mí) en qué pudo haber pasado (para bien o para mal), son situaciones que
de aquí en adelante, por más que te molesten, deberás afrontar como lo que
eres: un Rey Vallenato, y con la altura que tal calidad exige. Es que podríamos
pasar muchas horas explicándote el por qué nos sorprende el asunto,
necesitaríamos ubicarnos en otro espacio para, sin prevención y con
camaradería, hablarte de algo que tú mismo, en tu comentario, aceptas conocer
(las trampas, las injusticias, las componendas). Por eso, vuelvo a aplaudirte
para señalar la importancia de que un joven como tú, CON LA AYUDA DE DIOS (me
arrodillo: que valgan para cosas buenas las mayúsculas), haya cambiado todo, de
un momento a otro, en Valledupar. Por supuesto que creo en los talentos
extraordinarios que surgen cada cierto tiempo y rápidamente son reconocidos.
Mozart fue Mozart desde los cinco años. Los simples mortales tenemos que
padecer el yugo del menosprecio, algo que, no obstante, termina dándonos una
especial finura, que es la que nos permite, gracias también a Dios (al
Altísimo, o al Bajísimo; me gusta pensar que está más cerca de la contradicción
humana), con sentidas y contundentes palabras heridas (¡cuánto me place ese
final tuyo!) dejar, para la historia, nuestro pequeño testimonio existencial, y
sin arrogancias de ningún tipo.
Así
que no defiendas tanto tu triunfo, no hay necesidad. Si tienes claro de dónde
vino y cómo se logró, sabrás que nuestro Hacedor no necesita propaganda. Y Dios
es tan bueno (pregúntale a Rilke) que no demanda tampoco agradecimientos.
En
torno a la poesía, bueno, si te complace saberte y llamarte poeta es algo que,
¡bendito sea Dios!, te respeto y admiro, aunque debo confesarte que me genera
una inquietante preocupación que me lleva a compadecerte un poco. Fíjate en esto que tú mismo dices: “… nadie puede contrarrestarlo, ni siquiera yo
mismo…”. EXACTO. De eso se trata. Está en tus propias palabras era rara mezcla
de bendición y maldición que comporta y arrastra la verdadera poesía. Si te
ofendió mi consejo cariñoso, créeme que te lo di sin ironía alguna, más bien
muy preocupado por ti, por tu bien, pues después de tantas lecturas,
publicaciones y vivencias creo poder comprender ese imponderable terrible que
habita en el corazón de la “buena” poesía. Te repito mis palabras finales con
las que cerré el párrafo sobre tu logro vallenato: “El sendero de la poesía sí
que es largo, sombrío y tormentoso, y casi siempre ajeno, y hasta contrario, a
cualquier reconocimiento”. Y te agrego algo que escribí anoche, en ejercicio de
lo que Julio Ramón Ribeyro denominada “libación solitaria”: NI SIQUIERA ALCANZA
UNA VIDA PARA SER POETA.
A
propósito de Julio Ramón, escucha lo que inmortalizó en sus “Prosas Apátridas”:
“Uno escribe dos o tres libros y luego se pasa la vida respondiendo a preguntas
y dando explicaciones sobre estos libros. Lo que prueba que a la gente le
interesa tanto o más las opiniones del autor sobre sus libros que sus propios
libros. Y en gran parte a causa de ello no escribe nuevos libros o sólo libros
sobre sus libros. Para contrarrestar este peligro, tener presente que una buena
obra no tiene explicación, una mala obra no tiene excusa y una obra mediocre
carece de todo interés. En consecuencia, los comentarios sobran”.
¿Qué
tal? En todo caso, si consideras tener otra virtud de esas emanadas del Todopoderoso
que te habilite para explicar tu obra, allá tú. Yo prefiero disfrutar tu canto
sin dejar a un lado el enredo maravilloso que tienen, sin duda, ciertos
alimentos espirituales y terrígenos. Y si no me crees a mí (pues, según tu
ligera apreciación inicial, soy de los que descalifican sin tener mérito
alguno), y tampoco a Julio Ramón, te sugiero aprovechar el éxito celestial para
ir en pos de autores como Sabato (sumérgete con urgencia en el universo de
“Sobre Héroes y Tumbas”, de Abaddón y en especial en el acápite “Querido y
remoto muchacho”; escucha con atención las conversaciones de Ernesto con los
jóvenes de sus novelas), de Pavese (“El oficio de vivir, el oficio de poeta”),
de Pessoa (entérate de todos los poetas heterónimos que rebeldemente convivían en él), Rimbaud
(léete -te constituyo en mora- “Una temporada en el infierno”), Baudelaire,
Mayakovski y tantos otros que vivieron y sufrieron grandes padecimientos
emparentados con el rigor artístico. ¿Te has preguntado alguna vez por qué se
cortó la oreja el gran pintor Van Gogh? Y ¡vaya paradoja!, la calidad de su
obra solo fue reconocida después de su muerte.
¡SOY
UN POETA!, nos dices. Y pues sí, estás en todo tu derecho. Cada quien es libre
de considerarse como quiera, tenga o no motivos para hacerlo. En ningún momento
lo he puesto en entredicho, es solo que acostumbro recomendar prudencia y parquedad
con respecto a un “don” que tiene tanto de salvación como de condena. Si supieras
cuantos huesos ilustres (y hasta milenarios) se retuercen en sus tumbas al
oírte hablar así. Porque te oyen; de eso, no te quepa la menor duda…
Poeta…
la Madre Tierra que crea y recrea, y años después nos traga para siempre. Es
que cuando te hablo de poesía me transporto mucho más allá de la coyuntura
musical que dio origen a este intercambio epistolar. Yo, óyeme bien, por muchos
libros que haya publicado y otros más inéditos que sobre el particular tengo
por ahí, y así haya sido favorecido con opiniones de expertos y hasta con
premios en las distintas facetas de mi quehacer creativo (incluyendo la
musical), jamás llegaré a la desfachatez (perdóname el término) de
autodenominarme poeta ni me lo creeré cuando alguien, por más fundamentado que
parezca, así me catalogue. Por respeto a la Poesía querido Enrike, a todos sus
mártires, a tantos que habiéndolo sido o siéndolo con trágica verdad, nunca se
vanagloriaron ni se vanaglorian de ello.
Yo
no soy hombre de argumentar sacando pergaminos porque sé que un triunfo,
¡cualquier triunfo!, tiene siempre tanto de cierto como de falso, Y por eso, a
tu invitación a que me ponga el overol y salga al campo de batalla, respondo hombre, qué
bien, aprovechemos que ya eres Rey para que me des un empujoncito a ver si
alguna vez me preseleccionan en el Valle. Pero no, mi querido amigo, yo no
concibo el arte musical como un tinglado ni hay nada que deba demostrarle a
nadie. Lo mío es lucha frontal y férrea contra la corrupción festivalera (y contra otra peor: la de la degeneración comercial del llantico que sabemos), y mis
canciones (algunos las aprecian, otros lo contrario) solo las hago para
reconciliarme conmigo mismo, para compartirlas con mis seres queridos, con mis
amigos, y sobre todo con ese pueblo excepcional y sensible que me encuentro a
veces por ahí, cerca de las tarimas sinuanas y sabaneras. Nunca para perseguir
victorias, fama, premios, títulos y coronas. Siempre para continuar
reivindicando la Utopía y lo Absoluto. Y si habláramos de que lo hacemos
también por amor desinteresado al arte, tú, que cuentas con un Dios más
poderoso que el mío –al que invocas desmedida y temerariamente como vanguardia y
retaguardia, y hasta con cierto tonito amenazante y provocador–, deberías estar
convocándome, siendo consecuente con tus principios, para el gran abrazo del
afecto como compañeros de la misma lucha, y no para matarnos en nombre del
folclor.
Así
que, por lo pronto, me quedo en la tranquilidad de mis “argumentillos”, de mis solitarios y confiables “quejidos”, y sólo espero que dejemos este cuento hasta aquí, que
soñemos mejor con lo que dice Hernando Riaño Baute (“… ojalá dejaran de pagar
premios por participar en canción inédita para que solo participen los que aman
la música… y solo lo intenten los que creen que participar es un honor que no
se puede cualificar…”). Yo también lo dije, pero como que te concentraste solo
en el párrafo que te aludía. Y si el entierro ha de seguir, que siga, pero sin
nosotros.
Bien,
me despido. Excusen la longitud. Saludos a todos los que andan por aquí.
Fuerte
abrazo, FBA.
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